29 de septiembre,era el día de los arcángeles, tal vez por éso les salieron alas; mi madre se me fué al cielo; ella voló para Roma.
Cierto que mi madre se fué muriendo poquito a poco, había dejado de hablar, de mirar , de sonreir y al fin se fué pues le urgía recuperarlo todo. Yo la deje dormida en un campo de flores y me marché al aeropuerto . Allí todo era una fiesta , todas o casi todas sus amigas habían ido a despedirse. Primero un lío con las maletas: mucho peso, saca los dulces,no!, los dulces no!, deja esos suéteres, cambia los libros a la otra, ,no,no, mejor ponlas en el suelo para que acomodes bien, uf! por fín! Quien sabe como, todo quedó registrado. Luego a cenar,( mi madre había prometido esperarme), muchas risas, muchos nervios, cerveza y buenos deseos; estudia, escríbenos, aprovecha, pásalo bien, y un ciento más de estas cosas.
Yo me volví con mi madre y ella su vuelo tomó.Pienso que de alguna forma a las dos les urgía irse,una a la ciudad eterna, la otra a la eternidad.
sábado, marzo 15, 2008
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5 comentarios:
¡Bien escrito Yaya! Dios quiera que nos veamos en la eternidad con ella.
¡aDios!
qué bueno que posteas. Es cierto, ese día hubo mezcla de todos los sentimientos: de la nostalgia del velorio a la despedida agridulce de MP.
salu2,
¡Excelente!
Hola yaya
Quizá para mi forma de ver la vida, decir adiós no es una frase, implica el abandonar una parte de tu vida para comenzar una nueva. El dejar no solo a la persona de quien te despides sino todo lo que te ata a ella, no significa olvidarla, al contrario, pero sin dolor.
Es bonito recordar
Grazie Marmota
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